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Unidad Nacional: imperativo del común sentimiento de la nacionalidad

  • Foto del escritor: Secretaría de Doctrina JNP
    Secretaría de Doctrina JNP
  • 1 nov
  • 2 Min. de lectura
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Sabemos que hay un solo milagro que ha de realizarse para la felicidad de la patria. Es la sagrada fuerza que anunciamos en nuestra proclama: la unión de todo el pueblo. Para ello necesitamos, en primer término, que todo el pueblo se sienta tal, con placer y con honor y que lleguen a persuadirse de una manera completa que todos, desde el más encumbrado hasta el más humilde, representan dentro de nuestra sociedad un valor imprescindible.


La unidad nacional ha de cimentarse en: la de la familia, la de las profesiones, la de los hombres que hagan una misma convivencia, para terminar con la del Estado que es la unidad nacional. Sin esa unidad, ningún país puede desarrollar en el orden interno o externo, tareas constructivas, porque le falla su fuerza motriz original, que es la que le da la unidad de acción, única fuerza que permite los grandes esfuerzos y la consecución de los grandes objetivos.

[…]

Es necesario hacer desaparecer luchas odiosas y diferencias absurdas, para que, en este país con nuevos ideales, con los lábaros de la pureza y virtud a su frente, se pueda decir algún día que se ha cumplido el ideal tan antiguo como el mundo, de que no haya hombres excesivamente ricos ni hombres excesivamente pobres [la justa mesura que da equilibrio al desarrollo integral de los pueblos]. Cuando esas diferencias hayan desaparecido, lograremos la unidad, por el convencimiento de que cada connacional, por humilde que sea el puesto que ocupa en la Nación, es un elemento indispensable en el país, que debe trabajar con todo empeño a gin de que todos vayamos adelante, sin desfallecimientos.

[…]

Esa unidad ha de permitir que cada connacional se sienta indispensable para el país, porque el milagro de nuestra grandeza no será efectivo hasta que el último y más humilde no sienta el honor de serlo y no se sienta entonces indispensable para el porvenir de la Patria. Por eso, fieles al mandato de Dios… del Gran Maestro de nuestra vida… amor a Dios, a la Patria y al Hogar.  


En: Perón, Juan Domingo (1947). Doctrina Peronista: filosófica, política y social. pp. 55-57.


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Atte. Secretaría de Doctrina y Programa Político

 
 
 

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