Entrevista realizada el 04.11.2023 para el periódico digital La Voz de Francia (www.voxnr.fr)
1. ¿Puede hablarnos de su movimiento, de su línea ideológica y de sus referencias históricas?
La Junta Nacionalista del Perú como tal es un colectivo político y cultural fundado el 01 de junio de 2021 (brazo político del Centro de Estudios Crisolistas, centro de investigación peruano en multipolaridad, filosofía, economía y geopolítica, fundado el 25 de marzo de 2017), conformado por jóvenes y adultos peruanos que cansados del viejo juego de izquierdas y derechas hemos decidido agruparnos en torno a una propuesta nacionalista (el amor a la nación peruana entendida como comunidad organizada y a sus héroes), patriótica (la alta estima a la patria peruana, al territorio y los paisajes del Perú) y de lo que podríamos llamar de conservadurismo dinámico, no estático. Ya que la realidad del Perú profundo, es decir, del folklore y de la cultura andino-amazónica es eminentemente conservadora, pero al mismo tiempo que es desarrollista, es decir, se busca preservar tradiciones y costumbres, a la par que se aboga por el desarrollo comunitario, entendido en términos de mejora política, económica y social.
Nuestra línea ideológica está marcada por nuestras referencias históricas, en el terreno de la acción y en el campo del pensamiento. Respecto a lo primero, es decir, en el terreno de la acción, evocamos (con sus matices y críticas) la tradición nacionalista peruana que plasmaron las revoluciones militares en el Perú (particularmente las experiencias de Sánchez Cerro, Manuel Odría y Juan Velasco Alvarado) y que determinaron grandes transformaciones sociales que las democracias liberales hasta la fecha no han podido superar, es decir, en combinar mejoras sociales e infraestructura con desarrollo cultural y civilizacional.
En torno a lo segundo, es decir, en el campo del pensamiento, rescatamos a la multiplicidad de pensadores que se agruparon en torno a la tradición peruanista que fuera fundada por el Inca Garcilaso de la Vega (1539-1616, famoso por su obra Comentarios Reales de los Incas, 1609, donde reseñaba la historia, cultura y costumbres de los Incas), pasando por Víctor Andrés Belaunde (1883-1966, abogado peruano y pensador, fundador de la Sociedad Peruana de Filosofía en 1940, acuñador del concepto de peruanidad, que fuera por él entendido cómo la síntesis viviente de lo hispano y lo andino), José Antonio del Busto Duthurburu (1932-2006, académico peruano que profundizó y abogó por una visión equilibrada de la historia peruana, en donde el hispanismo y el indigenismo, deberían ser superados por el peruanismo), hasta llegar a Alberto Wagner de Reyna (1915-2006, alumno peruano de Heidegger y autor del primer trabajo en habla hispana sobre la ontología del filósofo alemán. Sobre el Perú, De Reyna diría que lo indígena es la materia; lo ibero-católico la forma de nuestro occidentalismo criollo) y Fernando Fuenzalida Vollmar (1936-2011, antropólogo y filósofo peruano, primer académico que hizo referencia a los trabajos de Alexander Dugin en el Perú. Sobre el Perú este diría que son peruanos quienes quieren serlo y quienes reconocen esta como su nacionalidad. Eso es lo que unifica a un ciudadano de clase media limeña, un campesino de Huancavelica, uno de Puno o un machiguenga de la selva peruana). Estos son solo algunos de una larga lista.
2. ¿Cuál es la importancia política y cultural del movimiento nacionalista en el Perú?
Como todo fenómeno político, el nacionalismo en el Perú no es homogéneo, con agrupaciones que van desde la izquierda y la derecha, hasta las que se encuentran o se auto perciben fuera del marco del espectro tradicional, bajo el rotulado de nacionalismo disidente, siendo esta última en la que se encuentra nuestra propia agrupación. En el ámbito del nacionalismo institucional (el que muchos piensan que es falso, una pareidolia del nacionalismo auténtico), por así decirlo, el partidario, es decir, el que se expresa en candidatos y partidos políticos peruanos que se dicen nacionalistas (independientemente si lo son realmente o no), los tenemos de izquierda y de derecha. En ese sentido:
El intento más importante de configurar un nacionalismo de izquierda en el Perú contemporáneo vino desde el populismo de izquierda, y como es sabido fue monopolizado por un tiempo por el ollantismo, mientras que el nacionalismo de derecha fue monopolizado por el populismo de derecha del fujimorismo.
Actualmente de estas opciones políticas sobrevive el fujimorismo que se ha transfigurado en otros partidos (p.ej. Fuerza Popular), reciclando candidatos, y bajo la dirección de la hija del ex dictador, Keiko Fujimori. Mientras que el ollantismo languidece en la figura de un rechazado Ollanta Humala implicado en los casos de corrupción de Odebrecht. Si bien el fujimorismo es concebido como la cuna de la corrupción en el Perú contemporáneo, las políticas paternalistas del gobierno de Alberto Fujimori, la lucha contra el terrorismo senderista y la recuperación macroeconómica que se logró durante su gobierno, aún dividen opiniones en la sociedad peruana, siendo esta la razón de que aún se mantenga vigente como principal referente del neoliberalismo conservador peruano.
Un último intento de constituir un nacionalismo de izquierda renovado moralmente fue el Castillismo (en referencia al ex-presidente Pedro Castillo que fracasó rotundamente, al igual que el Ollantismo), y actualmente el nacionalismo de derechas es representado por el Lopezaliaguismo (Rafael López Aliaga y su partido Renovación popular) que obtuvo la Alcaldía de Lima en las elecciones municipales del 2022, reemplazando en cierta forma, ante el desgaste político, al fujimorismo, que, si bien sigue siendo la máxima referencia del populismo de derechas en el Perú, tiende a una popularidad decreciente por la figura controversial de Keiko Fujimori también investigada en casos de corrupción.
Como se puede ver, la fauna del nacionalismo institucional peruano contemporáneo, para los nacionalistas disidentes peruanos, es deprimente, por ello el nacionalismo disidente que representa la Junta Nacionalista del Perú está enfrentado a los partidos institucionales peruanos que solo usan el nacionalismo para obtener el favor de las masas populares, pero que traicionan los ideales nacionalistas una vez que obtienen el control del Estado peruano. Pero es precisamente por ello, que el nacionalismo refrenda su importancia política y cultural en el Perú contemporáneo, ya que no hay partido político peruano que no busque arroparse bajo su tutela, y no hay peruano que no se identifique asimismo como nacionalista y patriota. Las propuestas patrióticas, nacionalistas y soberanistas tienen demanda creciente en la política nacional peruana e iberoamericana en general, en tanto que el nacionalismo tanto en lo político como en lo geopolítico es visto como la herramienta necesaria para los procesos de potenciamiento emergente, y en lo cultural para la recuperación de la dignidad civilizacional de los pueblos que bregan por su identidad y su soberanía. Asimismo, en lo económico el nacionalismo también se expresa en la necesidad de libertad en el Mercado con justicia social desde el Estado.
3. ¿Hacen referencia al Imperio Inca? ¿Cómo incluyen a los descendientes de europeos y a los pueblos indígenas en su nacionalismo? ¿No es el nacionalismo algo moderno y contrario a los valores ancestrales?
Como se mencionó en la parte de nuestras referencias históricas en el pensamiento nacional, nuestro nacionalismo es peruanista, es decir, es un nacionalismo que es integrador, no disociador, que es unitario no atomizador, que es sintético no analítico, y en ese sentido es un nacionalismo que en lo cultural es europeísta a la vez que es andinista, que es hispanista a la vez que es indigenista, porque el Perú y en ello la Peruanidad, es decir, lo que hace que el Perú sea el Perú y no otra nación, su esencia ontológica, reside en las relaciones interculturales entre diversos pueblos que se han ido sumando a la peruanidad. Así tenemos que en el Perú Antiguo la realidad cultural fue en su mayor parte andina (ya que también hubo culturas costeñas y amazónicas de importancia civilizatoria), mientras que en el Perú Virreinal se agrega a ello el componente hispánico y europeo (con el influjo también del continente africano), para finalmente dar forma al Perú Republicano en el que se suman otros pueblos como el chino y el japonés producto de las migraciones. Estas tres tradiciones culturales, en conjunto, es lo que es todo el Perú en su visión panorámica (similar a la historia de China), y ninguna de ellas por si sola puede abarcar a toda la historia milenaria del Perú, siendo por ello que los nacionalismos indigenistas e hispanistas, por si solos, son visiones lisiadas del Perú. Solo un nacionalismo total, que tenga una visión de conjunto puede ser el más apropiado para el renacimiento nacional peruano, y esta última reflexión consideramos puede aplicarse a otras realidades. Como p.ej. respecto a Francia, la Francia Monárquica, la Francia Imperial y la Francia Republicana.
Volviendo al tema de la Peruanidad. Todos estos pueblos con sus particularidades diferenciantes dan fruto a la peruanidad contemporánea. Sin embargo, de todas las influencias culturales mencionadas para el caso del Perú, las más importantes son la hispánica y la andino-amazónica, ya que estas han permeado la mayoría de tradiciones y costumbres peruanas contemporáneas y representan el Ser Nacional del Perú, su ontología fundamental como nación, en el sentido expresado por José Antonio del Busto Duthurburu: «La cultura occidental es nuestro genero próximo y la cultura andina nuestra diferencia específica. La cultura occidental nos hace iguales a todos los países de occidente, pero la cultura andina nos hace únicos entre todos los países del mundo» (2003, p.52-53).
Por otro lado, en torno al nacionalismo como vehículo de reivindicaciones tradicionales, cabe precisar que, es cierto, y no reparamos en precisarlo, que el nacionalismo como tal, es un fenómeno de la modernidad, el Estado-nación, es un fenómeno de la modernidad. Definiendo a la modernidad como el proceso progresivo de secularización de las sociedades. Sin embargo, también es cierto que, no todos los componentes del nacionalismo tienen un correlato estrictamente moderno, y esa es la razón por la cual el nacionalismo, siendo como tal un fenómeno moderno, se convierte en vehículo, en instrumento (además de aspiraciones modernas que le son propias) de reivindicaciones premodernas (p.ej. comunitarismo), y en muchos casos, anti-modernas (p.ej. tradicionalismo y conservadurismo). Un ejemplo de una categoría con un correlato pre-moderno es el de patria. El origen de la patria como realidad social se pierde en las arenas de los tiempos (gens, fatria, tribu, federación de tribus y confederación de tribus), base para otro concepto, el de patriotismo que, desde nuestro enfoque, está en plena armonía con el nacionalismo.
4. En Francia, algunos han visto en el movimiento etnocacerista una versión fascinante del neonacionalismo peruano ¿Cuál es la situación? Asimismo ¿Cuál es su opinión sobre Sendero Luminoso y su lucha?
El etnocacerismo de Antauro Humala, junto con otro movimiento llamado el frepapismo de Ezequiel Ataucusi, juntos, representan dos visiones del utopismo andino. En general la política iberoamericana, y la peruana en ello, se caracterizan por el caudillismo y la búsqueda de una figura de salvación mesiánica, es decir, en palabras del historiador peruano Alberto Flores Galindo, las sociedades andinas y por osmosis las latinoamericanas, siguen buscando un Inca, y esto se refleja muy bien en las opciones mesiánicas de raigambre popular que surgieron en nuestra política nacional a fines de los 80´s como el etnocacerismo (ultra-nacionalismo étnico en donde la llamada etnia cobriza sería la única a la que le correspondería detentar el poder político) y el frepapismo (una propuesta de nacionalismo teocrático que perfila un paraíso terrenal a semejanza del Tahuantinsuyo y regido por la Biblia, tomando a los incas como descendientes de una de las tribus perdidas de Israel tras la conquista romana).
A lo expuesto se aúna también el hecho que, en el Perú siempre presenciamos una ciclicidad de mesianismos (como en su momento también lo fueron el Alanismo (Alan García), el Fujimorismo (Fujimori), el Toledismo (Toledo) y el Ollantismo (Ollanta), antes de sus estrepitosas caídas en la corrupción de siempre), a los que se aunó el fenómeno del Castillismo (Pedro Castillo), siendo este último el que se expresó a sus votantes –en campaña– como: la integración de un discurso de renovación moral (valores tradicionales andinos) con uno de reivindicaciones y demandas populares relegadas (justicia social) –sin embargo, la praxis castillista de gobierno, como sus otros pares de proyectos mesiánicos, siguió el mismo camino de las promesas incumplidas, la corrupción y con ello generando la decepción generalizada de la ciudadanía–. Como se puede ver en la política peruana la relación entre nacionalismo y mesianismo muchas veces es directa.
Así tenemos pues dos vertientes del mesianismo peruano claramente identificados: un mesianismo romántico (de ideario idílico, en el que se encuentra el etnocacerismo y el frepapismo) y un mesianismo atenuado (de ideario pragmático, en el que se encuentran los múltiples presidencialismos: Fujimorismo, Toledismo, Ollantismo), ambos caracterizados por el componente común, ya sea manifiesto o subrepticio, respectivamente, de buscar un Inca, que es la idea trasversal (con los amplios matices que hay entre visiones mesiánicas) a todo utopismo andino (no como cuerpo homogéneo de ideas, sino por el contrario como diversas visiones (utopías) que, pudiendo ser distintas entre sí, comparten ciertas ideas comunes). En ese sentido, y como nosotros lo entendemos, una de las formas de expresión del utopismo andino, es a través de diversos mesianismos como los ya denotados. Entendiendo al utopismo andino como representación idealizada del pasado prehispánico. Y esa idea recurrente refiere a su antecedente mediato más recordado, el Imperio Quechua de los Incas, como una era de justicia social, armonía y prosperidad (Aguirre y Walker, 2020:25).
La utopía andina, conforme al propio Flores Galindo (1986) y a Carlos Aguirre y Charles Walker (2020), fue reconstruida a partir de los escritos de Guamán Poma y Garcilaso de la Vega, en prácticas religiosas que resistieron a la evangelización católica, y en las masas que siguieron el llamado a la rebelión de Tupac Amaru en la década de 1780. En ese sentido, el utopismo andino estuvo presente en las revueltas campesinas en las décadas de 1920 y 1960, y como fuente de inspiración de diversas narrativas políticas en el Siglo XX correspondientes al Marxismo y al Aprismo. En las expresiones literarias de José María Arguedas sobre la belleza y la tragedia de las culturas andinas y en el trasfondo mesiánico del pensamiento Gonzalo de Sendero Luminoso (Aguirre y Walker, Ibidem).
Sobre Sendero Luminoso (Senderismo) caben hacer varios comentarios, pero antes de ello terminaremos con el tema del Etnocacerismo, ya que era necesario explicar el marco de utopía andina en el que se desarrollaron ambos movimientos para poder entenderlos mejor.
El etnocacerismo o etnonacionalismo peruano ciertamente como propuesta teórica es un esfuerzo por brindar al Perú una idea directriz para con los destinos nacionales centrándose en las grandes masas populares del Ande, desfavorecidas por la forma neoliberal de organizar la política, la economía y la sociedad peruana, como puede apreciarse en la obra de Antauro Humala «Ejército peruano: milenarismo, nacionalismo y etnocacerismo» (2001). Sin embargo, para el etnonacionalismo, solo la conceptualizada raza cobriza (que se entiende que serían los descendientes de indígenas andino-amazónicos) es la única a la que le corresponde el ejercicio de derechos políticos, mientras que los afrodescendientes, criollos (descendientes de españoles y europeos) y asiáticos (descendientes de chinos y japoneses), son vistos como esclavos culturales, invasores sanguíneos y recurso humano importado, respectivamente, serviles, genéticamente, a intereses ajenos a la peruanidad. Así se expresa Antauro desde la primera página de la mencionada obra (2001:11).
A ello se suma su postura abiertamente anticristiana en su obra «De la guerra etnosanta a la iglesia tawantinsuyana (2013). Y toda esta visión es reafirmada por el Partido Etnocacerista Revolucionario Unido en el siguiente sentido: «En cuanto al etnocacerismo, éste es el etnonacionalismo que nace en los cuarteles del Perú, y tiene dos rasgos: El del Tayta Cáceres, por su mensaje popular, digno y andino. Y el otro rasgo es el de la etnia, que muchos lo vinculan con la raza, lo cual tiene algo de cierto. La etnia es mezcla de raza y cultura, y ya que una Nación es una comunidad de personas que tienen varios vínculos en común: territorio común, idioma común, economía común, raza común… Entonces, ¿Cuál es la etnia común en nuestro Perú de todas las sangres? La raza común y mayoritaria, obviamente es la que parió Mama Ocllo. Por consiguiente, cuando decimos etnocacerismo simplemente enarbolamos el derecho de la mayoría ancestral a ser dueña y dirigente de todo el Poder; eso quiere decir que las ridículas minorías miraflorinas limeñas blancas, de esos “peruanos de DNI y Pasaporte”, que lamentan no haber nacido en Miami, deberán comportarse como minorías, si es que no se largan del país; eso quiere decir que un Gobierno (etno)Nacionalista necesariamente replanteará la cuota de poder cobrizo en nuestra Patria» (Sección Información del Partido, https://web.facebook.com/PartidoEtnocacerista/about_details).
Por ello se considera que, a diferencia del nacionalismo propugnado por nuestra Junta, que es un unicismo peruanista, el etnocacerismo se perfila como un supremacismo andino disgregador y que por ello atenta contra el principio de Unidad en la Peruanidad que es base de todo nacionalismo integrador peruano y no disociador, y el etnocacerismo en ese sentido es un nacionalismo de tipo desintegrador en lugar de unificador. Actualmente, ya con Antauro Humala liberado de su presidio el 20 de agosto de 2022 (por el levantamiento de Locumba y la sublevación militar del Andahuaylazo que ameritó su encarcelamiento desde el 03 de enero de 2005), tuvo pocas y lastimeras intervenciones políticas, la última fue el abucheo generalizado de la población al manifestar su apoyo a la juramentación de Dina Boluarte como Presidenta del Perú, en un contexto en donde la población marchaba por el cierre del Congreso en la crisis política generada por el propio (ahora ex Presidente) Pedro Castillo ante su intento de autogolpe. Actualmente Antauro tiene un perfil bajo en la política nacional y con ello el etnocacerismo está pasando a ser una anécdota más de la política nacional.
Dicho esto, ahora sobre el Senderismo y su lucha, para nadie es novedad que, en las primeras etapas de su prédica política y activismo, Sendero tuvo cierta popularidad en la sociedad peruana ante la situación de miseria generalizada derivada del deterioro político, económico y social del Perú derivado a su vez del fracaso de las políticas estatales de la social democracia peruana que tenía en el Acciopopulismo (Fernando Belaunde Terry) y en el Aprismo (Alan García Pérez) sus representantes principales. Sin embargo, la hiperinflación del primer gobierno de Alan García, aceleró las contradicciones y determinó: (i) la escalada de la violencia política de Sendero; y (ii) el fortalecimiento de la figura de Abimael Guzmán (dentro del propio Sendero) como un neo-Inca socialista destinado a establecer una República Popular de justicia social.
Estas impresiones quedaron registradas en un documental (DISPATCHES, People of the Shining Path, 1992) asimismo, ante la pregunta a trabajadores humildes de un taller nos podemos hacer una idea del escenario complicado del Perú de fines de los años 80s y principios de los 90s: «Narrador: Muchos peruanos quieren poner fin al sistema político corrupto que les ha fallado en entregar soluciones; Trabajador 1: La situación social realmente va poniéndose más crítica, y entonces creo yo que puede arrastrarnos a una guerra civil, es la única solución que puede llevarse a cabo para que haya cambios, porque en este pueblo en este país ya no hay ningún tipo de cambio mientras los grandes, los que tengan los medios económicos reinen; Trabajador 2: Hay un sector que tiene cierta cantidad de dinero y otro que no, entonces los pobres nos sentimos impotentes porque no recibimos ninguna ayuda por parte del Estado, y si hacemos una huelga, nos reprimen y ese es el problema; Trabajador 3: La gente ha comenzado a levantarse, verdaderamente todo el mundo está cambiando de ideología, y yo escucho rumores y he visto, que verdaderamente mucha gente que habla de las buenas alternativas que da Sendero Luminoso. Por ejemplo, en los penales, son gente disciplinada, que verdaderamente puede conllevar a una vida mejor…» (Min 22:36-22:54).
Sin embargo, esta visión positiva de Sendero fue deteriorándose por el incremento de sus operativos violentos en su lucha armada contra el Estado peruano, a través de los actos de terrorismo que incluyeron violencia contra la propia población indígena que decía representar, salvajismo contra mujeres, niños y ancianos ¿Qué clase de revolución popular es aquella que mata a su propio pueblo? Hasta el mismo Fidel Castro dejó clara su postura de total deslinde respecto de Sendero en su momento (1985).
5. ¿Tienen contactos con otros movimientos sudamericanos?
En efecto, desde nuestra fundación entramos en contacto con organizaciones y centros de estudios nacionalistas disidentes de todo el continente que tienen una visión similar a la nuestra, y en Mayo de 2022, junto con otras organizaciones de Iberoamérica fundamos el Comité Central de Liberación Americana (CCLA) o también denominado de forma abreviada como Comité Americano, con la finalidad de intercambiar experiencias, estrechar lazos y cooperar en la construcción de nuestras propuestas nacionalistas de forma sana, pacífica y democrática en un ambiente de compañerismo y de hermandad internacionalista patriótica.
En ello tenemos estrechos lazos con el colectivo juvenil Nueva Resistencia de Brasil, el Centro de Estudios Vanguardia Nacional de Colombia, el Círculo de Estudios Patrióticos Praxis de Chile, el Círculo de Estudios Metapolíticos Centroamericanos de Honduras, la Coordinadora Nacional Tempestista de México, la Plataforma Multipolar de Argentina y la Juventud Nacional de Puerto Rico. En el Perú hemos estrechado lazos con el colectivo y tanque de pensamiento Proyecto Patria de Cajamarca. Sin embargo, al parecer nuestro activismo constante no ha sido del agrado del gigante norteamericano, ya que recientemente en un reporte especial del GEC (Global Engagement Center) del Departamento de Estado de los Estados Unidos, se nos califica a nuestras organizaciones (particularmente por nuestra cercanía y contacto con Nueva Resistencia de Brasil) como peligrosas para los intereses de los Estados Unidos en Latinoamérica, lo cual significa que nuestro trabajo colectivo está dando frutos y seguiremos en esa misma línea.
6. ¿Están a favor de la unificación de América Latina en una sola nación?
Abogamos por la unidad de los pueblos de Iberoamérica en una Patria Grande, pero bajo la forma de una Confederación de Naciones Iberoamericanas, para la unidad geopolítica de la región y la defensa de intereses comunes y civilizatorios, ya que somos conscientes del advenimiento de la nueva realidad multipolar que yace próxima, refrendad así las premisas del profesor Alexander Dugin: «En el siglo XXI ya no es suficiente con ser un Estado-nación para ser una entidad soberana. En tales circunstancias, la soberanía real solo puede alcanzarse mediante una combinación y coalición de Estados. El sistema de Westfalia, que sigue existiendo de iure, ya no refleja la realidad del sistema de relaciones internacionales y requiere revisión» (Dugin, 2016).
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