El Estado Social en la Teoría de la Economía Social de Mercado
- Secretaría de Doctrina JNP
- hace 23 horas
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«La mera garantía legal no basta para hacer efectivos los derechos personales y sociales básicos para determinados grupos, como por ejemplo los ciudadanos de escasos recursos. Estos derechos rigen plenamente cuando además de constar en las leyes se cumplen ciertas condiciones concretas. La importante función del Estado social consiste en crear para todos los miembros de la sociedad, dentro del marco del orden constitucional y de las posibilidades económicas, las condiciones materiales mínimas, definidas democráticamente, que permiten gozar de los derechos fundamentales, así como asegurar las condiciones de una vida digna.
(…)
La comparación de las experiencias internacionales muestra que tiene a existir una correlación entre el nivel de ingreso y gastos sociales. Los países desarrollados tienen sistema de seguridad social más amplios y costosos que los países pobres. La evidencia empírica sugiere que los impuestos y las transferencias reducen considerablemente la pobreza en la mayor parte de los países que tienen sistemas de este tipo. El Estado social se ha probado efectivo en la reducción de la pobreza, pero este tipo de políticas requiere de una alta calidad de las instituciones y la administración.
(…)
En ese sentido, los principales fines del Estado social, desde la perspectiva de la Economía Social de Mercado, son: 1. fomentar la libertad, garantizando a las personas oportunidades de empleos en una economía productiva, implementando un sistema de seguridad social e impulsando una política de lucha contra la pobreza; 2. establecer la justicia social a través de una justicia distributiva, que complementa la justicia de rendimiento, e igualdad de oportunidades en las condiciones iniciales de los ciudadanos; 3. garantizar la paz social y la resolución pacífica y consensuada de los conflictos de intereses.
Para ello, el Estado social debe cumplir las siguientes tareas: otorgar ayuda contra la miseria y pobreza, garantizando un mínimo existencial humanamente digno; apuntar hacia la equidad jurídica y real mediante la reducción de las diferencias de bienestar y las relaciones de dependencia; garantizar la seguridad social frente a los riesgos de accidentes, enfermedades, incapacidad laboral, desempleo, vejez y pérdida del sostén de la familia; incrementar el bienestar y proveer a la distribución justa del mismo…» (2010: 281-282)
Fuente: Marcelo, Resico. Introducción a la Economía Social de Mercado. Konrad Adenauer Stiftung.
Nota JNP: Conociendo la teoría de nuestro actual modelo económico en el Perú, podremos reconocer más fácilmente las taras que hay que corregir para alcanzar la real configuración de los valores y principios que le inspiran. Las grandes masas populares del Perú, no dudan que hay libertad económica [base del crecimiento económico peruano de las últimas décadas], pero esa seguridad se torna en incertidumbre cuando se tocan los temas de justicia social, ligados a los aspectos de compensación social necesarios para alcanzar una efectiva igualdad de oportunidades [desarrollo social efectivo]. Nuestro régimen económico por ello, necesita de mejoras y reformas para calibrar el aspecto social que muchos ven como ausente o mermado por la orientación que el neoliberalismo fujimorista le dio al modelo en nuestra Constitución de 1993 vigente. Para con ello hacer la comparativa de lo que esta regulado constitucionalmente versus lo que debería ser nuestro modelo económico, para efectos de realizar las calibraciones y correctivos necesarios para materializar una real y auténtica Economía Social de Mercado [en adelante ESM].
En ese sentido, la Teoría de la ESM nos muestra claramente que el sistema de ESM busca armonizar la libertad económica con la justicia social, es decir, la promoción de la iniciativa privada conjuntamente con garantizar la equidad social desde el Estado. Bajo esta breve visita a la Teoría de la ESM, se puede identificar que, en la praxis económica peruana el factor de crecimiento económico del modelo en el Perú [expresado en el incremento del PBI], se ha cumplido en creces [en lo macroeconómico], sin embargo, hay una gran deuda con el factor de desarrollo social [ligado a lo microeconómico] que debe de ser corregida [producto de la orientación neoliberal del modelo], ello fácilmente constatable en el estado del Índice de Gini, el Indicador de Desarrollo Humano, las brechas en infraestructura de servicios públicos y la percepción subjetiva de la desigualdad en nuestro país. Si bien estos indicadores nos muestran relevantes avances desde la vigencia de la Constitución económica de 1993 que son innegables, evidencian al mismo tiempo la constante de un hecho que el economista Jürgen Schuldt (2004) catalogó como el malestar peruano, caracterizado por el desequilibrio entre la bonanza macroeconómica anunciada por el Gobierno y el malestar microeconómico percibido por la ciudadanía y cuya vigencia se puede corroborar actualmente en los indicadores antes mencionados como en la data estadística del INEI, particularmente en su Informe de Percepción ciudadana sobre Gobernabilidad, Democracia y Confianza en las Instituciones (Marzo, 2025). Ese desbalance es el que también, en periodo de elecciones, es causa y efecto de las grandes polarizaciones sobre temas de bienestar social que hemos visto en las elecciones de 2021 [así como también en las de 2006 y 2011] y que probablemente veremos en las de 2026 que yacen próximas. He aquí la importancia de la concientización sobre el tema bajo comentario.

Atte. Secretaría de Doctrina y Programa Político.
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